Escribir este libro fue una experiencia y una propuesta para poner en evidencia lo que las palabras callan. Esa desconfianza se mantiene, aunque son otras las búsquedas, otro el hacer. La experiencia, el momento vivido, puede ser individual, aunque con trazas biológicas, sociales y otras indeterminables. Lo que escribo y escribiré son variaciones de Aguas servidas, y de lo que se lee y escucha en la calle, en el transporte público, en lo que otros escriben o escribieron, en narrar los sueños del sueño, en la vigilia cuando preguntan en qué estás pensando, y aparece la palabra nada.