En la historia del periodismo chileno hay un personaje vibrante llamado Eugenio Lira Massi. Murió joven, en 1975, a los cuarenta años, cuando ya era una leyenda de la prensa nacional. Su estilo llegó a ser un signo de su tiempo: criado en el santiaguino barrio Independencia y educado en el Instituto Nacional, Lira Massi abrazó el habla del pueblo hasta darle credenciales en las páginas de los diarios, haciendo del desparpajo, el humor, el giro inesperado y el coloquialismo un arma cortante en la crónica política y social. Este libro es una antología de sus textos periodísticos, cuyas dos principales fuentes fueron la memoria personal y la contingencia: la vida misma. Así, la primera mitad es un extenso relato autobiográfico publicado por entregas en 1971, veloces escenas de infancia que a la vez retratan el Chile popular de los años cuarenta, su cotidianidad, sus tipos humanos, sus diversiones, sus felicidades, sus miserias. La segunda parte muestra el abanico de blancos en que Lira Massi descargaba sus pistoletazos en el vértigo diario de la prensa. Desde su fervoroso allendismo hasta su pasión futbolera, pasando por alguna disparatada improvisación en caso de gripe o sus tan feroces como divertidos tapabocas propinados a cualquiera que se descuidara en el acontecer nacional, su labor periodística fue un festín de inteligencia, creatividad y entusiasmo republicano, en el que se mezclaban por igual la precisión sintáctica, el chispazo desternillante y la entrañable cercanía con que se dirigía a sus miles de lectores.