Mediante una toma de distancia de la propia voz, asistimos a un concierto de voces y testimonios que se entreveran y asumen la alteridad radical de la escritura. Porque no de otra cosa, parece decirnos esta novela, está conformada la memoria: retazos de acciones, imaginarios, anhelos, fracasos, en los que sin embargo vale la pena arrojarnos, practicar el arte de saber lo que hay que saber y escuchar ese resto que persevera en la sombra de los recuerdos que no son nuestros. Macarena García Moggia