Antes de morir prematuramente a los 34 años, Katherine Mansfield (Wellington, Nueva Zelanda, 1888 - Fontainebleau, Francia, 1923) se había ganado una posición privilegiada entre los mejores narradores de la época gracias a los cuentos que había publicado, reunidos en En una pensión alemana (1911), Felicidad (1920) y La fiesta en el jardín (1922). Siempre reconoció la impronta decisiva que en ella había dejado Chéjov, y a su vez ejerció una influencia fundamental en el desarrollo de la narrativa contemporánea. Tras la aparente intrascendencia de la anécdota planteada, sus relatos revelan una sensibilidad exquisita y una agudeza finísima a la hora de penetrar en los rincones más íntimos de las emociones humanas. Se ha querido recoger en este libro algunas de sus piezas más delicadas, como «Felicidad», «La señorita Brill» o «Las hijas del difunto coronel».