En el marco de una cuarta ola feminista, cada vez son más las mujeres que se atreven a denunciar cuando han sido víctimas de violencia intrafamiliar, visibilizando una realidad tan terrible como extendida
en nuestra sociedad. Lo que no encontramos es a mujeres de la clase alta chilena hablando de esto; ¿es
que en la elite la violencia del hombre hacia la mujer no es un problema?
«Tras caras y cuerpos delgados, ojos verdes y azules cristalinos, pelos rubios y manos finas, se
escondían historias desgarradoras que uno nunca pensaría que ocurren en la clase más educada,
con más tradición y riqueza de nuestro país», cuenta la periodista Rosario Moreno en la introducción a Cariño malo, un libro de denuncia periodística que –en una visión panorámica– reúne 76
testimonios no solo de mujeres víctimas de abuso psicológico, sexual, físico o económico, sino
también de testigos, jueces, médicos, carabineros, etc.
Este proyecto pretende poner fin al silencio sepulcral que protege a una sociedad que disimula los
golpes, castiga el escándalo y se guía demasiado por el qué dirán. Es también una iniciativa que
busca ayudar a otras mujeres que están –solas– viviendo este infierno, así como crear discusión para
modificar ciertas políticas públicas que aborden los vacíos legales y la falta de instrumentos jurídicos
para poner fin a este flagelo