Wylie no está a salvo. El único modo que ahora le queda de protegerse es aprendiendo a controlar sus extrañas habilidades, pero muy pronto se dará cuenta de que tratar de leer las emociones de los demás no tan solo es difícil, sino también muy arriesgado. Y Wylie no es la única que corre peligro. Desde que volvieron a casa, a Jasper lo carcome la culpa. No logra dejar a un lado los remordimientos que lo persiguen y mucho menos cuando absolutamente todo a su alrededor, incluso Wylie, le recuerda lo que pasó en el bosque. Jasper y Wylie harían cualquier cosa el uno por el otro, pero, ¿cómo van a enfrentarse a los fantasmas que los atormentan? Atrapada entre el miedo y la duda, Wylie tendrá que tomar una decisión. No le importó dejarlo todo para rescatar a su mejor amiga, pero ¿haría lo mismo por un puñado de desconocidos? ¿Aunque sean como ella?