Ana Ojeda bucea en las profundidades de la escritura y desemboca en las orillas con una novela que se detiene en la generosidad de los vínculos y en la que el lunfardo; el calabrés y el lenguaje inclusivo conviven en barroca comunidad: en su exuberancia; pero también en su particularidad; Vikinga Bonsái confirma que el lenguaje está vivo y se construye entre todes.