Ubicar un cuerpo consiste en la yuxtaposición de geografías, ortopedias, físicas y mentales, acentuando el proceso de tala y transformación mutua. La escritura de Amanda Olivares sigue el extraño y solitario camino de una sobriedad radical (como Beckett, Oppen, Millán). La claridad meridiana de esta sobriedad por una parte limpia las imágenes de narcisismo, y por otra descubre la austeridad de las cosas tal como surgen a la intuición. Este es un libro reconcentrado y disperso, delicado y feroz.