La psicopatía, como lo han señalado los doctores T. Millon y H. Cleckley, al igual que el resto de los desórdenes o trastornos de la personalidad, fuera de no constituir una enfermedad psiquiátrica, tampoco tiene tratamiento o cura que permita modificar la conducta del psicópata. Por lo menos hasta ahora los ensayos terapéuticos diseñados no han arrojado resultados positivos ni consistentes en esa dirección. Esto le genera un tremendo problema a la sociedad, pues ¿qué actitud puede asumir el Estado ante un psicópata asesino que cuando termina su condena y recupera la libertad, reincide en su conducta delictual y violenta? Este libro estudia los perfiles del psicópata y de los asesinos y violadores seriales, así como también los casos más emblemáticos de los asesinos seriales del país; entre ellos, al enigmático Emile Dubois, «el artista del crimen»; Catalina de los Ríos y Lisperguer, la Quintrala; Roberto Martínez Vásquez, alias el Tila, destacado por su crueldad y sangre fría; Erasmo Moena Pinto y los crímenes de Coelemu y Placilla; Julio Silva Pérez y los asesinatos en serie de Alto Hospicio; Víctor Calderón Gutiérrez, el psicópata violador del cerro San Cristóbal; Arturo Samuel Olivos González, el violador del túnel; y para concluir, Luis Andrés Araya Galaz y el asesinato de María Soledad Lapostol. Estos casos fueron estudiados por el autor desde diversos ángulos, hasta lograr perfiles certeros e inquietantes de los psicópatas y asesinos seriales que, integrados en la sociedad, eligen con su fría mirada a sus víctimas sin que nos percatemos de ello.
