'¿Qué nombre le pondré? dijo Gepetto. Le voy a poner el nombre de Pinocho. Este nombre le dará suerte.' Gepetto, el viejo carpintero, deseaba que su última creación, Pinocho, una bonita marioneta de madera, fuera su hijo y se convirtiera en un niño de verdad. El Hada Azul le concedió el deseo, no sin antes advertir a Pinocho que para ser un niño de verdad debería demostrar que es generoso, obediente y sincero. Sin embargo, es un muñeco travieso, insensato y mentiroso, y se verá envuelto inevitablemente en una serie de extraordinarias aventuras donde tendrá que escoger entre el bien y el mal. Pero, en el fondo, Pinocho es también valiente y tiene buen corazón y, al final, se dará cuenta de sus errores