Vladi, muchos años más tarde de aquellas luchas juveniles, caminaba resuelto con su revólver al cinto. Era un guerrillero fuera de tiempo y lugar. Descubrió al asesino de su hermano después de años buscándolo. Sabía que ir por él, significaba poner en riesgo la vida que había construido: su familia, su agencia de detectives privados, su tranquilidad. Sin embargo, el odio que llevaba adentro era proporcional al dolor por las muertes sufridas. No vaciló.
Inició los preparativos, contactó a sus antiguos camaradas. Confiaba en ellos y solo en ellos. Cuando estuvo listo, se despidió de su mujer y se lanzó a la aventura.
A medida que se avanza en el relato, va apareciendo el pasado reciente y el remoto. Dos interrogantes atraviesan de manera transversal la narración: ¿Es legítima la lucha armada en contra de un régimen dictatorial y asesino? ¿Vale la pena la venganza y la violencia cuando no hay justicia posible? No hay respuestas unívocas, sino ambiguas, multiforme.
Finalmente, Vladi descubrirá algunos hechos fundamentales que se van a conectar con el inicio de la historia transformándola un círculo perfecto.