Nuestras abuelas y madres nunca pisaron una escuela profesional de cocina. Aún así nos enseñaron, nos alimentaron y nos hicieron ser felices alrededor de un plato de comida. Respetamos el oficio y sacrificio del cocinero, y también nos aventuramos a entrar en la cocina como lo hacen a diario millones de personas, que preparan su comida con sus propias manos. Este libro de recetas simples y ricas, está hecho para todos los que gozamos comer y cocinar. Aunque muchos no seamos un chef profesional.