Esta obra analiza la resurrección de la derecha partidaria a mediados de los años sesenta, período en que se produjo la muerte de la derecha histórica y la emergencia de dos nuevos referentes en e Partido Nacional y el Movimiento Gremial de la Universidad Católica. El libro rebate la hipótesis generalmente aceptada de que aquella era una derecha asustada del reformismo democratacristiano y de la amenaza socialista, afirmando, por el contrario, que se trataba de una derecha a la ofensiva, la cual revalorizó la importancia del campo político como el espacio real de disputa del poder, colapsando definitivamente las tendencias históricas a la cooptación. El libro afirma que en esa etapa nació una derecha moderna, la cual se nutría de varios proyectos alternativos a los existentes, provenientes del nacionalismo, el neoliberalismo, el alessandrismo u el corporativismo, aunque ninguno de ellos logró en ese momento la hegemonía al interior del sector, los que pugnaban por imponerse. Tanto el Partido Nacional como el Movimiento Gremial anidaban a todas las fuerzas derechistas en fermento; no obstante fue el gremialismo el que logró consensos sustantivos en materia proyectual y el diseño de un nuevo estilo político, condiciones que le permitirían sobrevivir a la hecatombe de 1973 y posicionarse como la derecha con más futuro.