Es considerado el poeta nacional de Israel y una de las voces más importantes de la poesía moderna de la segunda mitad del siglo XX. Nació en el seno de una familia judía ortodoxa que en 1936, huyendo de la persecución antisemita, emigró al Mandato Británico de Palestina. Formó parte de la generación de escritores judíos que, habiendo nacido en Europa, fue partícipe directo de la fundación del Estado de Israel y es, por lo tanto, representativo de esa doble identidad que implicó el tránsito del exilio al arraigo en su tierra. De 1955 a 1998, año en que apareció su último trabajo poético, publicaría doce libros de poesía, así como novelas, relatos, obras de teatro y cuentos infantiles. En México, su obra comenzó a difundirse en 1984 en la revista Vuelta, dirigida por Octavio Paz, cuya editorial publicaría años después un volumen de Poemas Escogidos, que fuera la primera antología de su poesía en español.
Esta antología reúne algunos de los poemas con los que Yehuda Amijái irrumpió en el siglo XX como una de las voces más trascendentes de la poesía de Israel, y abarca desde su primer poemario publicado en 1955, hasta su último libro aparecido en 1998, de donde fuera extraído un fragmento del poema que aparece grabado sobre su tumba en el cementerio Sanedria. La selección buscó reflejar su rango poético, tomando en cuenta los dos extremos entre los que el poeta definió su vida: la guerra y el amor. Pero también incluye muchos de los poemas con los que se consagró como el poeta de Jerusalén, su ciudad. Sus versos condensan siglos de historia, haciéndolos desembocar en una voz que, modulada sin estruendos, nos demostrará que la vida personal y la pertenencia cultural a un pueblo milenario pueden coincidir en una misma línea, incluso tener un mismo origen. Entre el esplendor de los reyes y los profetas bíblicos y la pesadilla de los bombardeos de una guerra a otra, pasando por todas las etapas de la historia del pueblo judío, grabadas a veces sobre una piedra de una casa o en un guijarro de una lápida, Amijái recorrerá tiempos y espacios sin parecer detenerse hasta llegar al fondo de la tierra o traspasar el último cielo, adonde habremos arribado guiados por él.