Mil noches de Sudamérica, primer libro de
poesía de Alex Anwandter, está atravesado
por el deseo, la ironía y la soledad. El
protagonista de estos poemas recorre el
continente, alojando en hoteles y
esperando encontrar, ya sea en Santiago,
Buenos Aires, Ciudad de México o Nueva
York, un poco de compañía. O mejor,
ternura. Pero el mundo está bravo y lo que
abundan son las almas quebradas,
hombres y mujeres que renunciaron a sus
sueños, sucumbieron a las drogas,
adhirieron a las ideas más conservadoras o
se fueron a vivir al campo. Amantes,
amigos, profetas, vecinas y mentores se
dan cita en estas páginas que por
momentos tienen algo de ajuste de
cuentas, pero también de esperanza y libertad. Es la esperanza y la libertad que, en la mejor
tradición de la literatura, provienen del humor y el distanciamiento, de quien no se toma tan
en serio y desconfía hasta de sus propias creencias, de alguien que está “recolectando
sufrimiento”, pero uno pequeño, porque no tiene madera de mártir.
En estos versos la belleza de las palabras cede ante el dolor, la enfermedad y la injusticia.
Pueden ser leídos como una crítica al estado del mundo y, al mismo tiempo, como el deseo
genuino de estirar la mano en el vacío para “ver si alguien me la toma”. Por ello, en este libro
dolorosamente hermoso confluyen brasas y lágrimas, jadeos y rencores, dureza y cariño
Hueders
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Alex Anwandter