Mientras redactaba La señora Dalloway, Virginia Woolf escribió siete
cuentos que de alguna manera son el compendio de la novela. En los tres
primeros vemos cómo la protagonista se prepara para la fiesta, comprando
guantes y deambulando por Londres, que en 1923 ya era una capital donde
las camionetas se mezclaban con los coches de caballos y los automóviles
deportivos.
Los tres cuentos que siguen están ambientados en la misma fiesta, y allí
vamos a conocer de cerca algunos personajes que sólo están esbozados en
la novela real. Hay gente que se aburre, señoritas que no se atreven a
mostrar su inteligencia delante de un corrillo de hombres y señoras que
entran en la gran sala sabiendo muy bien que su vestido no sigue los
dictados de la moda, y no se atreve a dar un paso por miedo a quedar en
ridículo.
Finalmente, hay un último cuento donde damas y caballeros se despiden de
sus anfitriones.
El conjunto es un delicioso repaso al espíritu de la fiesta, una
ocasión donde lo mejor y lo peor de cada cual se pone en muestra.
Al igual que se hizo con Un cuarto propio, el contenido será ampliamente
ilustrado por una joven de nombre Yelena Bryksenkova. Los dibujos se
centrarán en el mundo de la moda.
En esta ocasión el libro llevará un prólogo de Bimba Bosé.