El feminismo, la crisis de las democracias neoliberales, las olas migratorias, la explosión de la lucha de clases,
la precarización laboral, las revueltas sociales, el consumo, la posverdad, los neofacismos, la ilusión de la inmortalidad,
la inteligencia artificial, las redes sociales: Constanza Michelson observa con libertad crítica toda
clase de asuntos, develando las contradicciones que los discursos encubren y mostrando cómo estos fenó-
menos moldean nuestra subjetividad. Callejera y suelta, pero a la vez vigilante y rigurosa, más que instalar
ideología, Michelson infiltra una pregunta que atraviesa toda su obra: cómo convivir con los otros.
Que nadie se espere un relato lineal y acabado en este libro, porque en vez de eso encontrará objetos que
se desarman y se rearman, un pensamiento que rehúye los dogmatismos, una escritura que corre por laberintos,
que asocia signos culturales heterogéneos y mezcla, sin complejos, imágenes banales e íconos sacros.
Hasta que valga la pena vivir toma una consigna callejera del estallido actual chileno y apela al deseo,
eso que no terminamos de entender pero que nos determina como seres humanos. Muchos de los
textos desarrollan ideas que la autora ya había ido planteando en los últimos años, donde advertía
un cúmulo de tensiones que ahora han explotado con violencia. Al candor de este fuego, este libro
viene a iluminar un horizonte de sentido.