En una realidad cada vez más competitiva y hostil, no basta con conocer las herramientas tradicionales de la cooperación, la comunicación y la civilidad. Como reza la paradójica sentencia, el que quiera paz deberá prepararse para la guerra. En la política, los negocios y buena parte de nuestras interacciones sociales, es el conflicto, interno y externo, el que rige la toma diaria de decisiones.