Este extraordinario estudio sobre los cambios culturales y sociales en la Antigüedad tardía -entre el 200 y el 700 d.C.- explica cómo y por qué aquel período supone un distanciamiento de la «civilización clásica» y cómo, a su vez, los rapidísimos cambios de este período decidieron la distinta evolución de Europa y Oriente Próximo. El resultado es una respuesta lúcida a una pregunta crucial en la historia mundial: ¿cómo es posible que un mundo tan excepcionalmente homogéneo como la civilización mediterránea del año 200 d.C. se dividiera en tres sociedades: la Europa occidental católica, el Imperio bizantino y el islam? Todavía vivimos los resultados de este contraste.