La violencia contra las mujeres (gender violence) es una lacra social de tal magnitud que desde hace décadas se han gestado numerosos movimientos sociales, avances legislativos y políticas públicas en pro de su erradicación; así como el Ministerio Fiscal tiene la obligación de perseguir tales conductas violentas, como falta o delito, aunque el maltrato se cometa en el hogar es necesario visualizar el papel de las mujeres en la Historia, reflejar el protagonismo que tuvieron en la Antigüedad, “y rellenar el blanco del papel de los libros que siempre han relatado la otra parte, …”. La historia de las romanas siempre ha sido contada por hombres, quienes catalogaron de furor las conductas femeninas conforme a las costumbres patriarcales. Para ello se crean los specula feminarum, esto es, ejemplos de mujeres conforme a mores que sirven de espejo a imitar para las demás conciudadanas que cumplirán con sus deberes femeninos (officia mulieri); pero también se construyen los antimodelos (magas, envenenadoras, prostitutas, adulteras, actrices, mesoneras, borrachas, ambiciosas, oradoras,…), que se utilizan para reforzar los patrones culturales. Así, en el mundo romano la población aprende que el antimodelo determina el aniquilamiento de quien lo prueba y pone en peligro al grupo en el que la persona, en este caso, la mujer, actúa. Por ello, contra el furor mulieri se difunden los officia mulieri; véase, por ejemplo, en el teatro de Séneca sus obras sobre historias griegas: Medea y Fedra. Algunos de los casos concretos de antimodelos han terminado con la propia autodestrucción femenina, pero otros simplemente son mujeres que pretendían ejercer su libertad, jugando un rol distinto al que la sociedad les ha atribuido10. Ahora bien, independientemente de estas categorías viriles, un común denominador a todas esas mujeres romanas, casadas, solteras o viudas, es su gran fuerza de carácter: precisamente el bien más preciado para el hombre en sociedad. Patrones culturales que están tan enraizados en la sociedad que han llegado a normalizarse, por considerarse “naturales”. Por ello, es importante analizar los variados prismas con los que se nos presenta la mujer, no sólo en el ámbito jurídico, sino también en la literatura romana (y de la misoginia de tal literatura); pero también de su pervivencia en la historiografía contemporánea. Consecuentemente, es necesario deconstruir un modelo patriarcal, e ir construyendo uno basado en la igualdad y en el fomento de una sociedad en redes de gestión y de auctoritas.