El miedo acecha en cada una de las páginas que se van dejando atrás. Dolorosos testimonios de violencia y muerte, pero también emotivas crónicas de sobrevivencia.
El Regimiento Escuela de Ingenieros Tejas Verdes del Ejército de Chile, ubicado en la localidad de San Antonio, fue el primer centro de detención y tortura instalado en el país luego de ocurrido el golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973. Hasta ahí llegaron personas como Ana Becerra y Olga Letelier, adolescentes colegialas simpatizantes del MIR. O Anatolio Zárate, marino mercante y militante socialista. También pasó por ese campo de concentración Feliciano Cerda, joven del sur sin ninguna filiación política. Corrían los primeros días de la dictadura y nadie podía siquiera imaginarse lo que esta traería consigo: tortura, muerte, desaparición, terror. Y en el origen de todo eso está Tejas Verdes, el semillero del mal, el inicio de la DINA, un lugar en donde se sistematizó la tortura y se entrenó a militares y civiles para practicarla. Narradas por sus protagonistas –tanto víctimas como victimarios–, las historias que se presentan en este libro son desgarradoras.
El lector será testigo directo de hechos que no se habían expuesto de manera tan directa y cruda hasta esta publicación. Porque no hay eufemismos en El despertar de los cuervos: la tortura se siente en carne propia al leerlo. El miedo acecha en cada una de las páginas que se van dejando atrás. Dolorosos testimonios de violencia y muerte, pero también emotivas crónicas de sobrevivencia. En esta investigación periodística valiente y perturbadora, Javier Rebolledo se atreve con un texto necesario y que delinea algunas huellas para ir reconstituyendo la fracturada memoria histórica de nuestro país.