A un paso del Bicentenario, los chilenos debemos reflexionar sobre lo que nos constituye como nación, o lo que es lo mismo, sobre lo que nos cohesiona como sociedad. La pregunta se hace particularmente pertinente en lo que respecta a los sectores más desposeídos y marginalizados, entre los cuales, paradójicamente, los sentimientos nacionales suelen darse con mucha fuerza. Este libro explora en los orígenes de esta sorprendente relación, desde la formación de la Primera Junta de Gobierno hasta el término del primer decenio "portaliano", identificando los mecanismos a través de los cuales la aristocracia que dirigió la construcción social de la nación procuró incluir (o excluir) a las y los sujetos populares y cómo dichos mecanismos marcaron una modalidad de convivencia nacional que nos sigue acompañando hasta hoy.