Durante toda su adolescencia en Omaha, Shiloh solo pensaba en huir. Al menos tenía a Cary, que parecía un bicho palo pero la aguantaba y la hacía reír. Cuando Shiloh se fue a la universidad, él se alistó en la Marina. Ahora Shiloh tiene treinta y tres años y ha vuelto a vivir en la casa en la que creció. Trabaja en un teatro, pero no sobre el escenario, como había soñado. Y está divorciada y criando sola a sus hijos. Cuando el único amigo del instituto con el que todavía habla la invita a su boda, el plan es lo último que le apetece. Teme, aunque también espera, que pueda aparecer Cary, el chico del que no se dio cuenta de que estaba enamorada hasta que lo perdió. ¿Será demasiado tarde?