Juan y Greta fueron compañeros de curso y militancia a mediados de los ochenta. Una foto sobre el techo del liceo en el que estudiaban, en plena toma secundaria, quedaría como una prueba de esos tiempos. Veinte años después, bajo aparente democracia, la realidad es diferente.
Un día cualquiera, Juan deja su auto varado en plena avenida y abandona todo. Se refugia en la casa de su infancia a fumar marihuana, hablar con un perro y recordar su adolescencia. Un día cualquiera también, Greta pierde a su hija: la Greta chica, en un terrible accidente automovilístico del furgón que la llevaba a clases. Desde entonces recorre enajenada Avenida 10 de julio buscando respuestas, intentando reconstruir e l furgón. En el anverso de ellos están sus ex parejas: Max y Maite. Que por razones del azar se conocerán e intentarán armar una familia funcional Pese al alcoholismo de uno y la depresión de la otra. Pese a un mundo angustiante repleto de deudas por pagar.