Cuando descubre que su marido le es infiel, Hazel se divorcia, saca un pasaje a Australia y elige vivir en la finca de su adorada abuela Elsie, cuya muerte todavía llora. Pero varios temores rodean ese regreso después de quince años en el extranjero: ¿su título de ingeniera le servirá de
algo en medio del campo? ¿De qué va a vivir? ¿Y si la casa estuviera en un estado catastrófico?
Al llegar, se tranquiliza; un hombre joven, trepado a una escalera, repara el techo. Pero la serenidad se esfuma cuando lo reconoce: es Max, su primer amor, a quien su madre le prohibió ver cuando los dos eran adolescentes. ¿Qué hace en su propiedad? Después de una conversación incómoda, se comprometen a trabajar juntos para poner en valor la finca. Max deja en claro desde el principio que el pasado quedó atrás. Sin
embargo, las vivencias difíciles de su infancia todavía lo acompañan. Mandatos, prejuicios sociales, asuntos familiares, conflictos internos; ninguna de esas barreras será suficiente para frenar una pasión que nunca se apagó. Una historia para emocionarse, reír, llorar y disfrutar.
En Australia, Anabella Franco conmueve con su talento para combinar la novela romántica clásica con las problemáticas más convocantes del presente.