Mucho tiempo tras las reglas del mundo parecían claras. Existían las naciones prosperas y las economías en rezago. Los bebes nacían según lo previsto, los trabajadores llegaban a la edad de cobrar su retiro y el ciudadano promedio, la llamada clase media, podía aspirar a poseer. Sí: un auto, una casa propia. En ese mundo fue donde nacimos y crecimos. Se nos dijo que debíamos ir a la universidad, ahí aprenderíamos las reglas para "jugar". Nadie nos previno que, cuando estuviéramos listos para graduarnos, para trabajar, casarnos y tener hijos, todo habría cambiado. Porque para 2030 el mundo será por entero distinto. Y debemos estar preparados.