Todo Pueblo es Cicatriz es una novela debut de Hiram Ruvalcaba que se abre paso en el panorama literario con una fuerza y sensibilidad impresionante. Con una destreza implacable, Ruvalcaba fragua tramas inquietantes que combinan elementos del true crime, el gótico sureño y la crónica latinoamericana. Ambientada en el Jalisco rural y semiurbano, la obra se entreteje a partir de tres tragedias personales que marcaron al autor: los asesinatos de Sagrario, Rocío y Antonio Ruvalcaba.
La novela arranca en 1996 con la muerte de Sagrario, baleada en la entrada de su residencia, un evento que no solo angustiara a los vecinos, sino también al pequeño Hiram, de tan solo ocho años. En el año 2000, la tragedia vuelve a golpear cuando Rocío es asesinada y sepultada a medias en la sala de su casa. Finalmente, en 2005, la línea que separa un asesinato anónimo de uno familiar se desmorona cuando Antonio Ruvalcaba, tío del autor, es asesinado. Estos tres asesinatos, aunque quizás sean solo gotas en un mar de violencia, se convierten en el sustrato emocional y narrativo de una novela que explora la herencia de dolor y violencia que atraviesa a la familia Ruvalcaba.
Hiram Ruvalcaba, con una prosa precisa y emotiva, examina los recuerdos, la infancia y la paternidad, y lo hace desde una posición que no busca normalizar la violencia, sino abordarla desde el asombro y el cariño. Esta narrativa es una linterna que intenta iluminar las emociones y motivaciones tanto de las víctimas como de los asesinos, sin olvidar el impacto en quienes observan estupefactos.
La crítica ha elogiado a Ruvalcaba por su habilidad para convertir el dolor en historias que no solo estrujan el corazón, sino que también alcanzan una dosis inesperada de belleza. Todo Pueblo es Cicatriz es más que una simple novela; es una cartografía literaria de la violencia, una profunda investigación narrativa que desafía al lector a contemplar el fenómeno desde todos los ángulos posibles, logrando una lectura tan intensa que corta el aliento.
Publicada por Literatura Random House, esta novela confirma a Hiram Ruvalcaba como un digno heredero de la tradición literaria de Juan Rulfo y Juan José Arreola, posicionándolo como una voz emergente y potente en la literatura contemporánea.
