En cuestiones de dinero, lo que importa no es lo listo que seas sino cómo te comportas. Tendemos a pensar en la inversión o la gestión de las finanzas personales como una disciplina matemática, en la que los datos y las fórmulas nos dicen exactamente qué hacer. Sin embargo, el
rasgo que define a las personas que logran enriquecerse no es su destreza con los números, ni
su salario o su talento, sino su historia personal, sus motivaciones y su visión única del mundo.
Un genio que pierde el control de sus emociones puede ser un desastre financiero. Y lo mismo
vale en caso contrario: gente de a pie sin formación en finanzas puede enriquecerse si cuenta
con unos cuantos patrones de comportamiento. Esto, impensable en otras disciplinas como la
arquitectura o la medicina, es fundamental en el campo de las finanzas.
Este libro, llamado a convertirse en un clásico de las finanzas personales, nos provee del conocimiento esencial para entender la psicología del dinero y nos invita a hacernos una pregunta
fundamental que raramente nos hacemos, cuál es nuestra relación con el dinero y qué queremos realmente de él.