Abel Crow, a sus 27 años, es mucho más que un sheriff; es una leyenda viviente en el Salvaje Oeste. Con habilidades innatas como tirador, su famoso disparo "el Místico" —un tiro doble, cruzado y simultáneo con ambas manos hacia blancos distintos— forma parte de su reputación. Sin embargo, incluso la precisión de Abel no puede impedir que, en un momento decisivo, cuente con una necesidad imparable de replantear el sentido de su existencia.
Las relaciones personales de Abel son complejas y multifacéticas. Su novia, una presencia efímera y constante que aparece y desaparece de su vida con inquietante regularidad, lo entiende incluso mejor que él mismo. Sus lazos familiares no son menos intrincados: un predicador, un minero acaudalado, un cartero demente y una hermana visionaria, estos hermanos intentan reconectarse para salvar a su madre del patíbulo, aunque ella los abandonó en su infancia.
Abel también interactúa con las curanderas y brujas nativas, guardianas de una sabiduría ancestral que forma una parte importante de su viaje espiritual. Su Maestro, quien en su juventud desafió la muerte en altamar aniquilando casi por completo a la tripulación de un barco pirata, también desempeña un papel crucial en su vida. A través de estos encuentros y desafíos, Abel comienza a percibir el mundo más allá de la clásica relación causa-efecto, descubriendo que el pasado, presente y futuro no son tan lineales como tradicionalmente se piensa.
La narrativa se despliega en una estructura no lineal, donde cada uno de los veintisiete capítulos, o cantos, es una pieza de un rompecabezas que finalmente revela la imagen caleidoscópica de la evolución personal de Abel Crow. A través de un estilo que recuerda a una película de Sergio Leone, el relato transcurre en praderas interminables, pueblos polvorientos con bancos y saloons, aldeas indias, ríos turbulentos y desiertos sofocantes. Sin embargo, estos paisajes físicos son también metáforas de un universo unificado, donde cada ser humano es parte de un único aliento.
En "Abel", el autor Alessandro Baricco redefine el género del western al cuestionar su noción fundamental de la frontera, trasladando el límite desde lo exterior a lo interior. La frontera ya no es simplemente geográfica, sino un confín entre lo visible e invisible, entre lo tangible y lo etéreo, entre lo mortal y lo trascendente. La historia de Abel Crow no solo desafía expectativas sino que también invita a una reflexión más profunda sobre nuestras propias fronteras internas y el viaje hacia el autodescubrimiento.